Por: María Teresa Cabrera.
El agua es uno de los componentes más importantes del organismo, es esencial para todos los procesos fisiológicos como la digestión, la absorción y la eliminación de desechos, además es necesaria para la estructura celular, de la sangre y del transporte de nutrientes. Tiene una acción directa en la temperatura corporal, ya que en el clima caluroso, el sudor ayuda al organismo a mantener su temperatura adecuada.
El cuerpo no almacena agua, por lo que debe ser restituida todos los días. Tanto los bebés como los adultos mayores, enfermos y atletas no sienten sed como una persona normal, razón por la cual se debe programar la ingesta de agua para evitar la deshidratación. El balance hídrico es muy importante para la salud y el rendimiento, tanto físico como intelectual.
Es necesario que la ingesta de agua se realice gradualmente durante todo el día, siendo mayor a la mañana y tarde, y disminuir a la noche para evitar las micciones nocturnas. Tomar agua al despertar y en cada comida (desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena) ayudará a crear un hábito de consumo regular. No se debe tomar más de un vaso, para evitar el llenado gástrico y producir saciedad, sobre todo con los enfermos y adultos mayores.
El organismo necesita de agua alcalinizada mineral, no agua saborizada ni jugos envasados y menos gaseosas.