Lo primero que hizo Luis Miguel Ricardi, un joven concepcionero, tras recibir su título de suboficial ayudante hace unos días, fue agarrar un micro e ir directo a la Basílica de Caacupé para cumplir su promesa: encuadrarse con su uniforme de policía frente a la Virgencita Azul.
Luis es tercero mayor de sus 13 hermanos, tiene 23 años y su egreso llenó de orgullo a su humilde familia, ya que toda la carrera fue un enorme sacrificio para él, primero por los problemas económicos que tenían y porque fue la primera vez que pisó Asunción.
“Yo no tenía donde quedarme a dormir y me quedaba en la terminal amaneciendo ahí, porque era muy costoso si iba a viajar todos los fines de semanas a Concepción. Estudiaba en la terminal, aprovechaba una zona de bancos largos y ahí me albergaba. Dormía en la terminal y ella nunca me dejó", relató el muchacho.
Cuando rindió todos sus exámenes para el ingreso fue junto a la Virgen y le hizo la promesa de que si algún día llegaba a tener el título de la Policía Nacional, lo primero que haría era ir a visitarla y hacer una “mano a la visera” frente a su santuario.
“Aproveché ese momento para agradecerle, ahora mi promesa es llevar a mi madre junto a la Virgen, ese es su sueño desde hace mucho tiempo”, comentó Luis.
El egresado mencionó que le ayudó mucho en la disciplina que haya hecho el servicio militar. “Cuando estaba frente a la Virgen chemo piri, sentí eso, me enorgullecí. Le dije, madrecita, tu hijo vino a ti nuevamente”, indicó.
Por último, invitó a los jóvenes a tener mucha fe y que sigan sus sueños, ya que cualquier obstáculo se puede superar.