A las hermanas Eugenia (75), Teodora (73) y Juliana Jara (72) las une no solamente el lazo de sangre, también la devoción a la Virgen de Caacupé.
Cubiertas con toallas para protegerse del sol, esta mañana fueron caminando desde el kilómetro 48, Ypacaraí, rumbo a la Basílica para agradecer por su salud.
Las doñitas contaron que en realidad son siete hermanos y que ellas viven en la ciudad de Capiatá, en el kilómetro 17 de la ex Ruta 1.
Este año retomaron su peregrinar, tras dos años de pasar la festividad en sus casas, por la pandemia de coronavirus.
Con el mejor de los ánimos, dijeron que iban a seguir caminando “ikatuha peve” (hasta donde puedan), porque una de ellas se había operado siete veces de una hernia, pero que ya les faltaba poco para llegar y que se sentían muy bien.
Teodora, por ejemplo, contó que sus hijos no querían que ella fuera a cumplir su promesa, porque estaban preocupados por su salud.
“Yo les dije: ‘mañana voy a amanecer bien porque tengo que ir junto a la Virgen, y si no me voy, saben que voy a enfermar peor de ustedes’. Me dijeron ‘andá bajate cerca del Tupasy Ykua’ y les dije ‘sí’ pero vine y me bajé en el kilómetro 48”, comentó entre risas.
Las tres hermanas contaron que todos los días le rezan a la Virgencita Azul.