Su compañera de batallas: un plumero; su apoyo, un biciclo. No necesitó más que esas herramientas para abrirse camino; tenía otra cosa más valiosa: voluntad de salir adelante.
Camila García es un claro ejemplo de que no hay que renunciar a los más preciados sueños.
En su afán de ser una profesional, la mujer de 21 años trabaja entre 13 y 14 horas por día para juntar dinero y así estudiar licenciatura en enfermería.
“Estaba haciendo delivery repartiendo comidas en mi moto a la noche, pero todo subió de precio y me di cuenta que jamás iba a poder estudiar con lo que gano”, dijo a EXTRA.
Sus anhelos eran mucho más grandes que las dificultades. Tal es así que luego de pensar una y otra vez qué hacer para ganar la plata honestamente, encontró la respuesta.
“El tiempo pasa rápido y debía conseguir más plata para poder capacitarme y alguna vez prestar servicio en un Hospital. Me enteré que una señora no tenía tiempo para limpiar su casa y me nació la idea de hacer delivery de limpieza y cobrar por horas”, detalló.
Terminó el cole y no pudo trabajar
Camila recordó que a los 18 años terminó el colegio y comenzó a buscar trabajo por todos lados. “Por donde iba, pedían experiencia o uno que otro estudio y como no tenía nada, me decían que no. Después de un año, y gracias a un vecino, me agarraron en un minimercado, pero lastimosamente quebró”, lamentó.
La chica pidió a los empresarios confiar en los jóvenes y que brinden más oportunidades.
Cami comentó que ella pone los elementos que necesita; limpia oficinas, negocios, apartamentos, viviendas y todo lo que le pidan. “Comencé a ofrecer mis servicios por redes sociales y gracias a Dios toda esta semana tengo pedidos para limpiar. Debo ahorrar como 5 millones para poder cumplir mi sueño”, concluyó entusiasmada.