El joven Lautaro de 17 años corrió detrás de una jubilada y estiró su bolso con intenciones de robarle. La señora se resistió y el chico desistió. Dio dos pasos como para marcharse, pero la víctima se compadeció de él, lo llamo y le dio un poco de dinero.
Un subcomisario que estaba vestido de civil, vio la escena y sin dudar sacó su arma y disparó contra el delincuente, que cayó al suelo. Minutos después, su padre, Walter Saucedo, un agente de la Policía santafesina de Argentina, circulaba en su auto y vio a una persona herida. Sacó su cabeza por la ventanilla y reconoció a su hijo que estaba tirado sobre la vereda.
“Me asomé por la ventanilla y vi a mi hijo tendido boca abajo, me agarré la cabeza con las dos manos y me arrodillé a su lado. Lautaro decía ‘me duele mucho la panza’. Su mano estaba fría y ahí me di cuenta de que estaba malherido”, recordó Saucedo, sobre el último diálogo con tuvo con su hijo. “Le dije que se quedara tranquilo y me contestó: ‘Pa, perdoname’. Me pidió disculpas por la clase de persona que soy yo, por los valores. Le dije: ‘Yo te cuido’”, agregó, en una entrevista con Aire Santa Fe, según publicó el portal TN.
“Mi hijo me pidió que no le dijera nada a su mamá, no quería que se preocupe, luego me pidió perdón”, dijo Walter Saucedo a Monumental 1080 AM.
Por otra parte, manifestó que no siente rencor por el subcomisario que disparó y mató a su hijo, pero que no se puede permitir que se tome justicia por mano propia. El subcomisario Francisco Aldo Olivares está imputado con prisión preventiva por los delitos de “homicidio calificado por el uso de arma de fuego, por alevosía y por haber abusado de su función como miembro integrante de una fuerza de seguridad”.