
No pertenecen oficialmente a una orden religiosa ni profesan la fe católica, pero popularmente se las conoce como las “monjas de la marihuana” en el Valle Central de California. Sin embargo, hicieron votos, visten hábitos, bendicen las plantas y siguen una serie de rituales en conexión con la Tierra, la Luna y la naturaleza con los que, aseguran, quieren sanar al mundo.
Por correo
Kate, de 55 años y Darcy, de 24, cultivan marihuana medicinal y elaboran productos con fines curativos, en el marco de una orden feminista que empoderara a las mujeres y vuelve la mirada hacia la sabiduría de las comunidades nativas. Con aceite de coco y otros elementos, las hermanas elaboran un ungüento con base en el componente no psicoactivo del cannabis, el cannabidiol (CBD), que distribuyen por correo a clientes de todo el mundo.
“Esta crema que mandamos a todos los rincones del mundo tiene facultades que, según nos dicen, son increíbles”, asegura Kate. Por ley, las hermanas no pueden hablar sobre los beneficios de su producto, así que remiten a los distintos testimonios que dejan los clientes en la página web de la orden, para aquellos que quieran conocer los detalles.