Aviones franceses bombardearon ayer el feudo del Estado Islámico (EI) en Raqqa, este de Siria, en una primera respuesta a los atentados de París, reivindicados por yihadistas. Doce aparatos, entre los cuales 10 cazabombarderos, lanzaron una veintena de bombas destruyendo un puesto de mando y un campo de entrenamiento, anunció el ministerio de Defensa galo.
“El primer objetivo destruido era utilizado por Dáesh (acrónimo en árabe del EI) como puesto de mando, centro de reclutamiento de combatientes yihadistas y depósito de armas y municiones. El segundo objetivo albergaba un campo de entrenamiento terrorista”, precisó el ministerio, añadiendo que “los objetivos fueron previamente identificados”.
Por otra parte, la Policía difundió ayer la foto de un presunto implicado en los atentados de París, bajo orden de arresto internacional y concentra ahora su investigación en Bélgica, el país donde podrían haberse planificado los ataques.
El sospechoso es Salah Abdeslam, de 26 años, residía en Molenbeek, un barrio popular de Bruselas donde al menos cinco personas fueron detenidas desde los atentados. La orden internacional fue emitida por la justicia belga. Los ataques del viernes tuvieron lugar simultáneamente en varios puntos de París.