El sacerdote era muy querido en Tucumán. Su muerte es sospechosa para quienes lo seguían. Juan Viroche, de 46 años, un sacerdote que en los últimos años realizó varias denuncias contra organizaciones vinculadas con la venta de drogas que operaban en la zona este de Tucumán, apareció ayer ahorcado en su casa.
Su cuerpo estaba en su dormitorio y sus pertenencias desparramadas por el piso. A simple vista no había signos de violencia y los accesos a su casa no fueron forzados.
Versiones y sospechas
La primera hipótesis afirma que se trató de un suicidio, pero los vecinos dudan de esa posibilidad. Otra versión habla de que el religioso afrontaba una situación personal (supuesto embarazo de una joven) lo cual habría motivado el desenlace. Allegados al sacerdote dijeron que estaba preocupado en los últimos días, ya que había recibido amenazas por sus denuncias contra las bandas que trafican drogas.
Un luchador
Viroche era muy querido, ya que desde hace algunos años denunciaba el accionar de esos grupos y pedía en sus misas que todos colaboraran para tener un pueblo sin drogas ni robos. Un fiscal de Tucumán aseguró que el sacerdote había pedido su traslado por las constantes amenazas que recibía.