Una historia de película, pero real y con final policial, sacudió al tranquilo pueblo de Puán, en la provincia de Buenos Aires. Una masajista de 65 años terminó detenida luego de que se descubriera que extorsionaba a un vecino suyo durante más de un año y medio. Lo curioso del caso: además de plata, la mujer exigía... ¡masitas, tortas y postres!
La señora, identificada como S.M.D., se aprovechó de una videollamada privada con su víctima, donde capturó fotos íntimas del hombre sin su consentimiento. Con ese material en mano, comenzó una extorsión que duró desde mediados de 2023 hasta fines de 2024. Lo amenazaba con difundir las imágenes si no le cumplía sus caprichos.
Y no eran cualquier capricho. Según fuentes judiciales, además de exigir transferencias de entre $10.000 y $50.000 todos los meses, como si le pasara un sueldo, la mujer también le pedía que le mandara facturas, tortas, budines y otros dulces de panadería. Todo bien empaquetado y directo a su casa.
Pero ahí no paraba la cosa. La víctima también tuvo que comprarle electrodomésticos y celulares, porque si no, ¡zas! Fotos al grupo de WhatsApp del barrio.
Cansado de vivir bajo amenaza, el hombre se animó a denunciar la situación y la Justicia tomó cartas en el asunto. El caso quedó en manos del fiscal Rodolfo De Lucía, de la UFIyJ N.º 20 de Bahía Blanca, y del juez Ricardo Gutiérrez.
Tras varias investigaciones y pericias a dispositivos electrónicos, la Policía bonaerense allanó la casa de la mujer y encontró pruebas que confirmaban todo: mensajes, fotos, y hasta listas con los pedidos dulceros.
Finalmente, este lunes se concretó la detención de la masajista, que pasó de ofrecer masajes a pedir medialunas a cambio de silencio.
Ahora enfrenta cargos por extorsión y amenazas. Y en Puán no se habla de otra cosa: la señora de las masitas, la que nadie imaginaba capaz de algo así, resultó ser una dulce pesadilla.