Me llamo Javier, tengo 40 años y mi señora 32. Juro que ya no puedo más con ella.
Falta todavía más de dos meses para la Navidad, y ella ya empezó con sus compras como si estuviéramos en pleno diciembre. No hay un solo día que no vuelva del súper con alguna guirnalda, esas bolas del arbolito, o esos adornos que se ponen por la puerta que dicen “Feliz Navidad”. Lo peor es que, cada vez que le digo algo, ella se re ofende.
Yo le explico que este año estamos ajustadísimos, porque soy el que sale a trabajar y ella se queda en la casa. La plata apenas alcanza para los gastos del hogar, la escuela de los niños, etc. Pero ella no entiende. Dice que quiere que la casa “se sienta festiva”. Y yo entiendo, licenciado, uno también quiere ver todo lindo, pero hay prioridades.
Encima, cada vez que va al supermercado vuelve con un pan dulce. ¡Cada vez! No sé qué hace con tanto, porque ni siquiera nos gusta tanto; uno de una marca diferente trae, dice que para ir probando.
Aguinaldo
Yo le digo que espere al aguinaldo, que recién ahí vamos a ver qué se puede comprar. Pero parece que mis palabras le entran por un oído y le salen por el otro.
Dice que si espera hasta diciembre “ya no va a haber nada lindo en oferta”. Y ahí empieza la discusión, porque para mí lo que no hay es plata.
Como si fuera poco, ahora le agarró la manía de que quiere pintar el portón y arreglar el frente de la casa. Pero con qué dinero le dije, y se calla nomás, pero para mí que quiere tocar ya otra vez mi tarjeta de crédito, y eso es lo que más rabia me da, porque yo soy muy cuidadoso con los gastos y ella si que es experta en derrochar.
El año pasado fue lo mismo, pero este año se adelantó demasiado a la época.
Siempre es lo mismo con ella, se quiere salir de los gastos. Cuando va al súper, siempre trae algo que no estaba en planes y que nos saca, porque no son por jemplos gastitos, realmente tira mucho, se va todito en el monto a veces.
Yo por ejemplo le digo que debe organizarse. Si en la casa falta algo, este mes compra una cosa, y el mes siguiente lo otro, al menos si no es urgente.
No sé más cómo hablar con mi señora respecto a los gastos, ya no sé cómo llegarle. Antes me callaba mucho, pero ahora ya no puedo, porque cada vez es peor y siento que si no le paro ahora, después ya menos voy a poder.
Pero acá no sé más qué hacer para que me haga caso. Su mamá le dijo también ya que debe atender. “Yo alucino todo cómo gastás mi hija”, le dijo. ¿Qué me recomienda?
La respuesta:
