Amigos y parientes de Rosa Amelia Molinas Caballero, víctima fatal del choque que protagonizó el cantante, esperaron ayer fuera del tribunal con carteles para escracharlo. El exvocalista de la agrupación musical “Rumberos”, Abel Ricardo Alfonzo Alarcón, estuvo en el banquillo de los acusados y fue juzgado ayer por un tribunal colegiado de Ciudad del Este. Sin embargo el juico no culminó y continuará el próximo 25 de abril.
Los familiares y amigos de Rosa Amelia Molinas Caballero, víctima del mortal percance protagonizado por el artista, exhibieron pancartas clamando justicia, mientras se desarrollaba el debate público. Tras varias horas del juicio oral y público, finalmente la presidenta del tribunal colegiado, Aydee Barboza, dispuso a que el debate continúe el próximo 25 de abril, a las 15:00.
Ignoró a familiares
La expareja de la fallecida, César Ruiz, manifestó que ni el cantante ni su abogado jamás se han acercado a los familiares a fin de buscar un acuerdo, luego de haber dejado huérfanos a dos menores, calificando a Alfonzo de insensible. Por su parte, Édgar Barrientos, el letrado defensor del artista, comentó que en su momento la aseguradora de su cliente quiso hacerse cargo de los daños ocasionados, pero los familiares de la víctima fatal no se decidían a quien designar la suma de G. 15.000.000. Con el paso del tiempo, el seguro expiró y no hubo resarcimiento alguno.
Acuerdo
Ruiz sostuvo que incluso en un momento propusieron un acuerdo al artista, solicitándole a que comprara un terreno a los dos hijos menores de la mujer, propuesta que jamás fue respondida por el acusado. Agregó que en ningún momento pidieron dinero al cantante y que durante el sepelio tampoco colaboró con dinero alguno.
Piden justicia
Los familiares y amigos de Rosa Molinas Caballero, se manifestaron frente al Tribunal Penal exigiendo justicia. Exhibieron carteles en la que pedían condena al cantante. “Ex Rumbero Homicida” entre otros, fueron las pancartas exhibidas por los mismos.
Velocidad excedida
De acuerdo a los datos, el cantante se trasladaba a unos 175 kilómetros por hora, al momento de ocasionar el accidente en la Ruta internacional VII, cuando en el lugar es permitido transitar solamente a 60 kilómetros la hora, como máxima velocidad. El fatal suceso ocurrió el 29 de diciembre de 2012, a la altura del kilómetro 4,5, frente al Motel Panki, lugar donde trabajaba la víctima.