Una paraguaya, identificada como Elsa D.I., fue condenada ayer a prisión permanente revisable (cadena perpetua), por un juez de la Audiencia Provincial de Madrid (España), luego de que un jurado popular la declarara culpable de haber asesinado a una abuela de 93 años, quien estaba a su cuidado, informaron medios locales.
El crimen ocurrió alrededor de las 3 y media de la madrugada del 20 de noviembre del 2021, cuando la mujer entró a la pieza de la doña, llamada Amelia, a quien asfixió con una almohada, mientras la víctima estaba dormida.
A la mañana siguiente, la empleada avisó a la hija de la señora, que le parecía que su mamá no respiraba, por lo que fueron a revisarla y comprobaron que había fallecido.
En principio, se pensó que fue una muerte natural, pero el hijo decidió revisar la cámara que había colocado sobre la mesita de luz, para tener controlada a su madre, quien había sufrido un ictus (accidente cerebrovascular), en el 2019.
Justamente, la compatriota había sido contratada para cuidar a la abuela, desde el 30 de junio de aquel año. Tenía que estar con ella las 24 horas del día, porque necesitaba de permanentes cuidados.
En las imágenes, se vio cuando la empleada entró a la habitación, con una almohada en la mano y se sentó en la cama, al costado de la abuela; estuvo ahí unos 15 minutos y luego salió de la habitación.
Ella se prevaleció “de la extrema situación de fragilidad de esta (ña Amelia)” y la sorprendió dormida, “sin que ella pudiera mostrar ninguna resistencia ni capacidad para defenderse durante los minutos que duró la agresión”, señaló parte de la acusación de la Fiscalía.
Luego, se supo que la paraguaya había comprado pasajes anticipados para salir de España, luego de la fecha en que cometió el crimen.
Además, se encontraron en su celular mensajes de texto, en que ella expresaba su desprecio hacia la señora, de acuerdo a datos de la investigación del caso.
La compatriota sostuvo en todo momento que era inocente y que la doña falleció de causas naturales, pero el video la puso en completa evidencia.
Elsa sabía que allí estaba la cámara, pero pensó que no grababa y guardaba el archivo en una tarjeta de memoria.