Paredes desgastadas y portones torcidos, son el paisaje que hoy día pinta lo que alguna vez fue una de las joyas arquitectónicas de Jenaro Pindú.
Por las noches, el castillo Pindú es la cueva de las parejas osadas o de los adictos que aprovechan la oscuridad del lugar.
Los inquilinos clandestinos le pusieron un nombre: “La Baranda”, tal vez, por el fuerte olor a marihuana y restos de vino en cartón y otras bebidas alcohólicas que dejan en el lugar.
“La villa cariño”
Ubicado en un lugar vip de Asunción, en la calle Gumersindo Sosa y Guido Spano, del barrio San Cristóbal.
El sitio se volvió un dolor de cabeza para los vecinos que todos los días reclaman al Sistema 911 una solución ante las “visitas” que trepan las murallas para pasar al predio del castillo.
Don Elvio trabaja en una de las esquinas y lamentó que los chicos “se pierdan” por culpa de una locura.
“Me imagino que muchos se drogan y tienen relaciones sexuales en el lugar, porque siempre encontramos cajas de preservativos y las famosas “tucas” (colilla de cigarrilo). En tanto, doña Margarita L, antigua vecina del barrio mencionó que las noches son ideales para las parejitas.
El lunes 4 de noviembre ocurrió un extraño caso donde una joven y un mozo ingresaron al sitio para tener relaciones consensuadas, pero la situación se descontroló, y finalmente la chica denunció al muchacho por violación. La chica, en su denuncia, dijo que la cita fue en el castillo Pindú.
Extra habló con una de las dueñas de la propiedad, quien se mostró muy molesta con las personas que ingresan al sitio, a pesar de que sea un predio privado. La doña mencionó además que accionará en contra de la mujer abusada por entrar de manera clandestina al castillo Pindú.