Cada 15 días, la directora de una escuela de Ponta Porã se acerca al alambrado que ahora les divide de Pedro Juan Caballero y reparte la tarea a sus alumnos paraguayos.
Su nombre es Tania Loreiro, de la Escuela Municipal João Carlos Pinheiro Marques, ubicada a metros de la frontera.
Ahí estudian 987 alumnos. “Más de la mitad vive en Paraguay y sabemos que no todos tienen Internet para hacer las actividades”, contó a EXTRA.
Por eso decidió entregar a los padres los materiales impresos. “No es que así se va a enseñar, pero ellos no van a perder el vínculo con la educación. Eso es lo que los educadores tenemos que tener en mente, la educación no puede parar ni con el alambre”, expresó.
En Brasil tampoco hay clases presenciales, pero las escuelas no están cerradas y los estudiantes pueden ir si necesitan preguntar o buscar algo.
Sin embargo, los que viven en Pedro Juan no tienen esa posibilidad.
Para organizarse, la profe llamó a los padres y madres y creó un grupo de WhatsApp con ellos. “Voy siempre entre las 8:00 y las 9:00, saco una foto de que estoy yendo y ya me esperan”, relató.
Aunque solo pide la presencia de los adultos, siempre hay niños y niñas que quieren acompañarlos. “Ellos sienten mucho, te preguntan todos los días cuándo van a volver a clases y nosotros no tenemos ni idea”, dijo.
Lo que más le emociona son las miradas y sonrisas de los chicos al verle llegar. Y lo más difícil para ella es el silencio del colegio, además del cierre de fronteras entre ciudades hermanas. “Es difícil, yo soy nacida y crecida acá en la frontera”, mencionó.
Hay tres docentes y una “merendera” que viven en Pedro Juan pero trabajan del otro lado en la escuela, y tienen permiso para faltar.