El uso del corpiño es una de las primeras cosas que se les inculca a las niñas al llegar a la pubertad.
Muy pocas personas se lo cuestionan, aunque las mujeres coinciden en el sentimiento de libertad que da quitarse la prenda al final del día, en casa. Pero ahora son cada vez más las que deciden dejar de usarlo, poniendo ante todo su comodidad.
Sol R. contó por qué le dijo “chau che”: “Me causaban tremendo dolor, que los rellenos, que los alambres, me molestaban mucho. Además, muchas lo usábamos o siguen usando solamente para complacer los estándares de la sociedad”.
El aislamiento
“Pasé un tiempo largo, incluyendo el de la cuarentena, sin usar corpiño, y cuando tuve que volver a usarlo me di cuenta de lo incómodo que me resultaba”, cuenta Maru Silvero, de Asunción.
Zoraida Bareiro también cree que este tiempo de distanciamiento social a muchas les hizo darse cuenta de que no hacía falta el sostén, pero ella lleva ya tres años de haberlo dejado, poco a poco.
Entre risas comenta que el 99% de sus amigas hizo lo mismo.
Lugares seguros
Aun así, Zoraida todavía hace excepciones. “Uso cuando me voy a ir a lugares donde sé que me van a juzgar si me ven con mis pezones, pero si estoy con mis amigos y en casa, no”, expresó.
Maru lo ve igual: “Mi casa es un lugar seguro, pero la sociedad definitivamente no lo es. Hay espacios donde me siento intimidada y decido otra vez usar”, dijo.
No influye en enfermedades
El uso del corpiño no tiene un sustento médico, más bien se le da una finalidad estética, dice el mastólogo Ricardo Abed.
“Si la pregunta es si se puede andar sin sostén, se puede”, afirma. Dicha prenda no tiene asociada ninguna enfermedad, asegura; aunque si es muy apretado y tiene aros metálicos “podría dañar un poco la parte de la grasa”, explicó.
Sí se recomienda usar alguna que sea cómoda a la hora de hacer ejercicios bruscos, para evitar golpes.