Día 95 de cuarentena y algunos ya declararon so’o las medidas sanitarias. Algunas de las trasgresiones de las últimas horas se dio en frontera entre Pedro Juan Caballero y Ponta Porã (Brasil).
El miércoles, a las 20:30, militares divisaron las luces de un auto que venía derechito a nuestro país. No los detuvo ni los alambres de púa que se pusieron para evitar el paso. Aquella maniobra brusca llamó la atención de los milicos apostados en el lugar y enseguida persiguieron al vehículo, que solo paró cuando chocó contra otro camión del ejército.
Dentro del coche había seis brasileñas y un paraguayo era el conductor. Todos quedaron arrestados por violar la disposición de no entrar a nuestro país sin permiso humanitario.
Según el informe policial, todos estaban en el auto conducido por el paraguayo Bruno Aníbal Lezcano González (21). En poder de una de ellas fue encontrado un toco de marihuana de 2,8 gramos. Los intervinientes presumen que las mujeres serían trabajadoras sexuales.
El incidente fue comunicado al fiscal Pablo Zorrilla, quien dispuso que el hombre quede detenido en la Comisaría 1ª zonal, en tanto que las demás fueron derivadas a la Comisaría 12 de Mujeres. Las personas serían procesadas por violar la cuarentena sanitaria. Todos serían sometidos a los test de coronavirus. Así también, analizan la expulsión de las extranjeras.
“No había gente”
Otros de los cuestionables episodios ocurrió en Yaguarón. Allí, la supuesta fiesta de una quinceañera dio que hablar. Uno de los representantes del conjunto de mariachis que ofreció una serenata aseguró que no se aglomeraron y que solo estuvieron cantando tres temas para “un simulacro”. Indicó que se les pagó por adelantado ya en noviembre, pero que pidieron a los dueños de casa que sea por la mañana.
“Estuvieron la mamá, el papá y la quinceañera. Era más bien para una sesión de fotos. No había gente”, dijo el artista del grupo de “Mariachis Madrigal Paraguarí”.
Una de las trasgresiones más comunes a las medidas sanitarias son los viajes abarrotados en micros. Lili Núñez logró capturar el incómodo traslado desde Capiatá hasta el centro de Asunción. “Siguió alzando gente a pesar de mi reclamo. Se aprovechan porque queremos trabajar”, se quejó la mujer.