Exportador de mujeres. Tal era el título que se ponía el propio Rodrigo Otavio Cotait (44), detenido en la Operación Harén. Y aseguraba que todas eran de calidad porque pasaban por su prueba en persona.
Se presentaba como empresario de cosméticos, pero se dedicaba a captar mujeres a través del Instagram para enviarlas a China, Australia, Medio Oriente y más de 10 países.
El martes pasado, Rodrigo cayó junto a uno de sus clientes, el brasileño naturalizado paraguayo con origen libanés, Wissan Nassar.
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Nassar es representante de la marca Pioner en la capital de Alto Paraná. Generalmente pedía menores de edad, reveló la Policía Federal a medios brasileños.
Como una especie de fetiche, el empresario esteño exigía que ellas tuvieran entre 2 a 3 millones de seguidores en redes sociales para contratarlas. Le llegó a pasar al caficho una lista de 44 influencers a las que quería agarrar; tres de ellas habrían sido convencidas.
Todo salió a la luz al filtrarse conversaciones de Otávio con una de las encargadas de reclutar a las víctimas, entre las que figuraban María de Fátima Abranches Castro (organizadora de un concurso de Misses), la modelo Nubia Cassia Ferreira de Oliveira y la cantante de funky Mirella Sierra Fernández.
“Últimamente me pregunta por chicas con 2 millones de seguidores, 3. Le dije: William, cuando es así, olvidate, no voy a hacer. No es posible. No hay forma de que pueda llegar a una chica así con mi marca de maquillaje y hablar de p…, estás loco”, afirma Otávio en uno de los mensajes.
Para el caficho era mejor que fueran “desconocidas”, pues así podía usar su “Book Rosa Casting” (Libro rosa de modelos) para captarlas. La policía federal detalló que Nassar solía gastar al menos 200.000 reales (G. 244.000.000) en tener sexo con jóvenes influencers.
Incluso, se extendió alrededor del mundo y Otávio llegó a exportar reconocidas artistas, que desde adolescentes eran explotadas sexualmente hacia Estados Unidos, Asia, Europa y América Latina.
En EE. UU. “producían” alrededor de 500 dólares (G. 3.350.000 aproximadamente) por cliente. En Medio Oriente, quince días significaban US$ 37.500 (más de 250.000.000), si los que pagaban eran príncipes de los Emiratos Árabes Unidos. Ellos eran más exigentes: pedían mujeres altas, delgadas, jóvenes, sin tatuajes y educadas.
A las chicas les ofrecían trabajo como modelos para promocionar cosméticos, pero acababan siendo explotadas.
Estiman que existe más de un centenar de brasileñas víctimas y otras tantas de otros países.
Trabajaban en condiciones terribles
Según la investigación, las chicas eran obligadas a ser sometidas sexualmente incluso días enteros. Tenían prohibido comunicarse entre sí, no podían salir del hotel y solo viajaban para ir a las citas con clientes. Una hizo llegar su queja a Otávio sobre la situación. Dijo que no podría tener diez relaciones sexuales al día por miedo a contraer alguna enfermedad, pero él no le dio mucha importancia. Denunciaron ser víctimas de violencia física y todo.
¿Quién es Otávio?
El empresario del modelaje es conocido en Brasil y a través de las redes por mostrarse.
Le gusta subir fotos rodeado de hermosas y jóvenes mujeres. “Solo envío un producto que tiene mi sello de calidad”, dijo en un audio el procesado.
En su defensa, Otávio Cotait solo dijo: “Soy soltero y recibo a muchas mujeres en casa”, agregando que no cometió ningún delito. La modelo Nubia Olliver le ayudaba a seleccionar: Pagaban más a las que tenían muchos seguidores y a las que habían ganado concursos.