Coqueta, amable y muy guapa. Así es María Dalmacia viuda de García, una de las últimas burreritas sobrevivientes de Lambaré.
Pese a sus 93 años, ña China, como era conocida por sus clientes, recuerda perfectamente todas las historias que vivió en sus 52 años de andanzas en las calles con sus compañeras, ya fallecidas hoy día, para vender sus productos frescos en los mercados y vecindarios de Asunción y Central.
Con nostalgia, la doña relató a EXTRA que a los 17 años se animó por primera vez a ensillar un burro y salir a las calles a vender las verduras, frutas y yuyos que producía su marido en su chacra.
“Mi suegra fue la que me regaló mi primer burro para comenzar a trabajar. En mi primer día, me echó y me raspé todo, pero ese fue mi impulso y aprendí, luego ya le dominé a mi burrito”, comentó la doña.
Trabajo sacrificado
Gracias a su trabajo de burrerita, ña China pudo mantener y sacar adelante a sus 14 hijos. “No había lluvia, granizo, frío ni raudal que me paraba. Me despertaba todos los días a las 2:30 de la madrugada para darle de desayunar maíz con afrecho a mi burro, mientras ya lo ensillaba y cargaba mis maletas con productos”, expresó la doña.
Mencionó que recorría encima de su burro estando embarazada, hasta el día de su parto y solo esperaba 14 días para volver a salir a las calles a vender con su bebé en brazos.
La doña estaba acompañada por decenas de otras burreritas, quienes recorrían por los principales mercados de Asunción.
“Fuimos muy queridas las burreritas, la gente ya nos esperaba con agua o regalos, porque nosotras fuimos las únicas que les llevábamos la comida a la puerta casa por casa”, señaló orgullosa María.
Indicó que en ese entonces tenían la confianza de darle fiado sus productos a sus clientes, porque la gente era “más honrada”.
Últimas burreritas
Ña China afirmó que muchas de las burreritas dejaron de vender sobre su burro cuando comenzaron a aparecer los colectivos, ya que les apeligraba mucho, incluso, algunas fueron atropelladas por los micros.
“Yo tuve tres burros, mis compañeros de trabajo. Nunca les puse nombre, pero les decía ‘mi burrito’ de cariño”, agregó María.
La doña soltó para siempre y se separó de su último burrito casi a inicios del año 2000. “Pasamos muchas cosas con mis burros, si teníamos sed nos refrescábamos en el Arroyo Lambaré. Si había raudal, me bajaba y atajaba de su cola para que no me lleve el agua”, refirió la doña.
Coimeros
La doña narró que en su época ya había polis coimeros que les atajaban y revisaban sus bolsas para ver si tenían productos de contrabando. Si tenían, les quitaban sus aros, cadenas o anillos para no llevarlas presas. “Luego letradeamos y pusimos yuyos con espinas para que no toquen nuestras bolsas”, comentó.
Homenaje por su trabajo
El programa Despertar Lambareño de radio Ko'ēju fm 93.3 y el mbo’ehara Héctor Portillo, homenajearon, el viernes, a ña China por ser una histórica trabajadora de la ciudad. La doña dedicó el agasajo a todas sus compañeras burreritas que ya murieron.
Orgullosos
Maura Duarte, una de sus hijas, dijo a EXTRA que todos sus hijos están orgullosos de su mamá, ya que con su sacrificado trabajo les mantuvo y les hizo estudiar a todos. “Nos heredó el valor del trabajo y somos dos hijas las que nos dedicamos de nuevo a la venta, pero ya desde el colectivo”, comentó.