Cuando tenía 17 años, L. V., (hoy día 25) conoció al papá de su hijo. Hasta que el retoño cumplió 3 vivieron juntos; en ese entonces, ella decidió dejarle. Desde hace dos años, batalla por la prestación alimentaria que él debería pasarle.
“Me golpeaba mucho y me decía que no quería tener un hijo enfermo”, contó la chica.
Por aquellos días, se le diagnosticó al peque leucemia precoz además de epilepsia.
Desde entonces empezó el juicio de prestación y, tras 2 años, logró el fallo, pero él nunca cumplió.
“Una vez le depositó 100.000 y cada vez que le escrachaba le daba 100.000”, lamentó la chica.
Lo peor es que con el paso del tiempo, el tratamiento del niño se hizo cada vez más costoso. “Como tengo que cuidarle, no puedo ir a trabajar”, lamentó.
Mencionó que, para colmo, su ex empezó a laburar como chofer en el Ministerio de la Defensa Pública y ahí pidió asistencia de un abogado. Así logró trancar el juicio y pidió una prueba de ADN. “Mi hijo necesita los medicamentos; si no, van a tener que sacar la muestra del cajón”, finalizó.