Los padres al límite del trabajo y preocupación, niños y adolescentes adaptándose a una realidad lejos de su entorno social.
Esto puede generar problemas familiares y dar pie a síntomas a los que hay que estar atentos para consultar a tiempo.
Según la directora del Centro Interdisciplinario Psicoeducativo, Mónica Ibarra, son múltiples las formas en las cuales la pandemia puede impactar el desarrollo de nuestros niños y adolescentes. Los riesgos a los que se pueden ver expuestos y que perjudican su estabilidad emocional:
- Temor al riesgo de contraer coronavirus.
- No poder asistir al colegio (lo que afecta la socialización, disminuye la actividad física, aumenta el tiempo de exposición a pantallas y altera patrones de sueño, entre otros).
- Un ambiente más estresante y menos contenedor de sus necesidades.
- Separación y duelo de seres queridos.
- Aumento de accidentes domésticos y ri esgo de ser víctimas de maltrato.
¿Qué hacer para prevenir estos riesgos?
La información sobre la pandemia tiene que ser apropiada a la edad de los hijos. Los papás deben filtrar el contenido y los medios de acceso a esta. El diálogo es fundamental.
Necesidades emocionales. Cada niño y adolescente se manifiesta distinto, mientras más pequeño, sus síntomas suelen ser más de conducta. Puede haber niños que comienzan a hacer más berrinches, que se comportan como si fueran de menor edad, que presentan miedos o dificultades para dormir. Lo que sucede ahí es que están manifestando que no están bien.
Problemas de sueño: están durmiendo mal, porque se ven afectados en su ritmo por la cuarentena que están viviendo, que muchos no entienden bien lo que está pasando o el estrés producido por el COVID-19, además de lo que escuchan de su familia o medios de comunicaciones. “Se están durmiendo muy tarde, levantándose cansados y tarde, ya que no tienen horarios definidos. Y por todo esto, están presentando las pesadillas, despertarse en la noche y tener cuadros de insomnio”, afirma la psicóloga Mónica Ibarra.
¿Cómo mejorar el sueño de los niños en estos tiempos?
- Crear rutinas a la misma hora, todos los días.
- Ponerse de acuerdo si son adolescentes en los horarios para dormir.
- Mantener luces apagadas y sin pantallas durante el sueño.
- No dormirse después de las 21:00, en niños menores de 11 años.
- Levantarse a la misma hora todos los días.
¿Cuándo consultar con especialista?
Si hay cambios importantes en la forma de ser del niño o adolescente que se mantienen en el tiempo.
Si hay síntomas depresivos que se han mantenido (bajo ánimo, tristeza y/o energía, poca motivación y disfrute, irritabilidad, dificultades para dormir o somnolencia diurna, disminución o aumento del apetito).
Síntomas ansiosos: niños hiper alertas o con muchos miedos.
Síntomas conductuales: si se hacen daño a ellos mismos o a otros.