“Yo amo forestal”, escribieron en medio de la cabeza rapada de la bombera Analía María Belén Santacruz.
La bombera de 18 años pasó la peor de sus noches de guardia en la víspera del juramento de los nuevos voluntarios de la Segunda Compañía de Trinidad, Asunción.
Aunque ella ya tuvo su “noche de perros” (tradicional última guardia antes de jurar) el año pasado, fue obligada a participar nuevamente el 26 de noviembre.
Entre burlas, un teniente y dos voluntarios le ordenaron tomar lugar en una silla, donde empezaron a cortarle el cabello y al terminar, se rieron.
Fue después recién que supo lo que le hicieron. “Escuché que a varios voluntarios intentaron cortarle, pero se negaron y otros se retiraron”, escribió en su denuncia, asegurando que todo hicieron sin que ella apruebe eso.
En el escrito mencionó que, al día siguiente, volvieron a humillarle al llegar.
“En cada compañía, la noche de perros es diferente, es la última guardia como aspirantes. Se les hace hacer ejercicios, preguntas sobre primeros auxilios, etc. No se le juega a nadie”, indicó a EXTRA el capitán Cristhian Vázquez, de RRHH de los bomberos.
No le hicieron caso
Analía hizo su denuncia ante el capitán Fernando Silva, pero según Vázquez, este no movió un dedo para que los autores sean sumariados.
“El comandante de la compañía no tomó ninguna acción. Ahora recién se abrió un sumario”, afirmó.
El voluntario Pedro Ferreira, encargado del “corte”, fue apartado de la institución. “Quedó a cargo del tribunal de conducta”, indicó.
Ayer, luego de casi un mes de lo ocurrido, la nota se filtró y se hizo viral en redes sociales.
Fue entonces recién que las autoridades de la institución tomaron cartas en el asunto.
“Ella quería que el comandante tome una decisión sobre su denuncia, su intención no era que se haga público”, refirió Vázquez.
Hendy también con los que estaban
El capitán Vázquez manifestó que, tanto los superiores de la compañía que estuvieron presentes el día en que todo pasó, como el que recibió la denuncia, probablemente también sean llamados a declarar. Todos ellos podrían ser incluidos dentro del proceso de investigación por probable inacción ante lo que ocurría. Por ello, también podrían ser sumariados y eventualmente sancionados. El mayor castigo sería prohibirles la entrada al cuartel.