Tomadas del brazo, las abuelas Feliciana Molinas (79) y Juanita López (78), de Itá, sueltan carcajadas tan fuertes que espantan a los pájaros del barrio, pero contagian su alegría a todos los que las escuchan.
De adolescentes, entraban en escuelas diferentes, pero se encontraban en la plaza central, al costado de la laguna, a hacer travesuras.
Pasaron muchos años, Feliciana tuvo seis hijos y Juanita dos. Cuando ellos crecieron y formaron su propia familia, se reencontraron y liberaron su niña interior.
Porfiria Rivas, hija de Feliciana, grabó un video que se hizo viral: las abuelas se hamacaban en la plaza, jugaban al sube y baja, felices y plenas.
“Estoy mal, me duele todo el cuerpo” -me dijo Juanita. ¡Vamos si que a mirar los yacarés en la laguna, -le dije, y fuimos a saltar, gritar y reírnos”, -relató Felicina, sobre la escena que conmovió a internautas.
Juanita tumbó la mitad de su cuerpo hacia el frente, soltando risas al recordar: “Me fui con dolor en la espalda y vine como nueva”. La abuela sugirió no quedarse en la casa a pensar en los problemas porque así llegan las enfermedades, asegura.
Modo de vida
Feliciana vive con su hijo, nuera y nietos. Todos los días limpia su casa y por la tarde hace caminatas. Frente a su casa hay un gran árbol que corta la calle. Ella lo adorna con coloridas piedras pintadas con sus propias manos. Juanita vive sola, junta latitas o queda como encargada del baño de la plaza, para ganarse un poco de plata.
“Mantenemos nuestra amistad porque nos queremos. Cuando nos sentimos medio mal, salimos y hacemos cualquier disparatada por ahí para alegrarnos un poco”, dijo Juanita.
Los jóvenes tienen que cuidarse como amigos, hermanos, como paraguayos