27 may. 2025

Un delantero que solo la quiere embocar

13 goles tiene Fernández y es el máximo artillero del Clausura. 13 goles tiene Fernández y es el máximo artillero del Clausura.

El futbolista de las tres “F”, Fernando Fabián Fernández no es de mucho hablar. Lo suyo es hacerlo dentro de la cancha, anotando goles desde cualquier ángulo.

“¡Ése no terminó ni el primer grado!”, le bromean sus compañeros, cuando se prepara a responder las preguntas de Extra. “Me aprecian mucho por eso me farrean”, se excusa el atacante aborigen de 22 años.

El goleador de Guaraní y del Clausura contó que su hija de 1 añito “llegó con el pan bajo el brazo”, pues desde que nació los goles vinieron por docena.

“Mi hija se llama Fabiana Alexandra. Desde que nació ascendí y me empezaron a salir bien las cosas. Cada vez que hago un gol, es una felicidad enorme y pienso en mi familia”, añadió. Para mejorar su rendimiento, Fernández relató que mira los videos de grandes goleadores internacionales para copiarles el estilo de chutar y cabecear.

“Mi sueño como todo jugador es llegar a Europa. Miro mucho los videos de los delanteros europeos”, comentó. Para el Queso (así es su apodo), ser transferido al Real Madrid o el Barcelona sería como tocar el cielo con las manos.

“Hasta hace unos meses todavía me manejaba en colectivo. A veces no tenía para mi pasaje pero siempre conseguía”, reveló “F3”, a quien también llaman “Jaguareté” en su valle, allá en el barrio Santo Domingo de Capiatá. El atleta reconoció que era algo “fayuto” en sus comienzos en el fútbol. “Le debo mucho al club porque, cuando era más joven, era rebelde y faltaba un mes a las prácticas y cuando volvía me recibían con los brazos abiertos”, admitió.

Al Queso ya le echaban ojo desde las inferiores del Legendario. Su rubia cabellera lo hacía mucho más vistoso en los juegos, a la par que sus goles.

De niño ya era muy futbolero. “No me quedaba en casa, me encontraban siempre en la canchita del barrio”, recordó.

Es el último de 5 hermanos. Se crió con sus padres pero su madre tuvo que ir a España por 5 años. “Me crié prácticamente solo, porque mi papá también trabajaba”, agregó.