Roger Federer se convirtió en el segundo campeón más veterano de la historia de los Grand Slam al batir en cinco sets al español Rafael Nadal en un apasionante duelo de 3 horas y 37 minutos, en la final del Open de Australia.
La victoria, además de otorgarle su decimoctavo gran galardón, puso fin a una sequía que arrastraba desde Wimbledon 2012, reconfirmando su recuperación total de una lesión en la rodilla derecha que le impidió competir por un periodo de seis meses. El público se entregó al suizo de 35 años, con el cántico de “no te retires nunca” al momento de recibir su trofeo.
QUERÍA UN EMPATE
“En el tenis no hay empates, pero si los hubiera aceptaría orgulloso compartirlo contigo esta noche, Rafa”, sostuvo el ganador nada más al recibir el trofeo, desatando la euforia de los presentes en el Rod Laver Arena de Melbourne.
Por su parte, el español dijo que seguirá entrenando para volver más fuerte y alcanzar la cima por décima vez en el Roland Garros. “Trabajé duro para estar aquí. Probablemente Roger mereció un poco más el título que yo. Voy a seguir luchando. Siento que he vuelto a un nivel muy alto. Seguiré luchando esta temporada”, declaró Rafa.