Más de algún hincha cerrista se habrá despertado con la garganta destrozada, pero con una sensación de felicidad extrema y no es para menos.
Cuando las críticas comenzaban a agudizarse por el tanto de penal de Jonathan Gómez, a los 77 minutos, que dejaba a Cerro Porteño fuera de la Copa Sudamericana de manera bastante injusta, apareció Cecilio Domínguez, el protagonista principal, el hombre de la varita mágica, ese que hizo oro de todo lo que tocó.
El N° 10 azulgrana acomodó el cuerpo y con un derechazo hizo que la caprichosa besara los piolines del arco de Zapata. Ese grito sagrado a los 88’ desató una fiesta patronal en la Capital del Sentimiento, que coreó el nombre de “San Cecilio”, responsable N° 1 de la clasificación del Ciclón a cuartos de final, donde espera Independiente de Medellín de Colombia.
La película que terminó con un suspenso infernal comenzó así: Cerro Porteño tuvo un primer tiempo soñado, donde necesitó solo de 9 minutos para emparejar la serie con doblete de Domínguez; primero de penal y luego con un testazo, aprovechando una peinada de Velázquez, quien también recibió la falta que derivó en la pena máxima.
En la agonía del primer capítulo, un empuje de Cecilio terminó con una gran definición de Torales, que sirvió para que el equipo paraguayo vaya a vestuarios con el aire de clasificación.
Despidió al campeón
El tanto de Independiente Santa Fe complicó las cosas, inyectó dramatismo, y sobretodo mucho nerviosismo. Fue ahí que apareció Domínguez para rematar su gran faena y poner a Cerro Porteño entre los 8 mejores de la Copa Sudamericana.