Si se apela a la rigurosidad se puede definir como “crónica de una muerte anunciada” a la eliminación albirroja de la Copa América Centenario. Las ganas que tanto pregonaron los muchachos antes, durante y después de la competencia, jamás apareció.
Ayer, ante el dueño de casa, Paraguay volvió a ser un equipo confundido, sin profundidad y aún jugando con superioridad numérica no supo dañar a su contrincante. De entrada, la Albirroja activó un contragolpe inmejorable que nació de los pies de Ayala. Víctor asistió a Almirón quien se metió con un mar de dudas y se nubló cuando llegó frente a Guzan, arquero estadounidense.
Estados Unidos no era más en el trámite, pero encontró un enorme premio ante la pasividad de los guaraníes. Zardes desbordó a Da Silva, tiró el centro y Dempsey madrugó a todos los defensores rivales para sentenciar a Villar con un derechazo.
Ni en la orilla
Ni bien arrancó el complemento, el local perdió a un hombre por doble amarilla. Ahí empezó un monólogo de Paraguay que llegó hasta aburrir por momentos. Sin cambio de ritmo, sin atrevimiento y fueron los yanquis los que estuvieron a punto de anotar el segundo. Iturbe comenzó a crecer cuando pasó por la izquierda y empezó a desbordar.
No obstante, Paraguay tuvo una sola clara en la segunda parte, cuando Guzan acalló el grito de gol ante un disparo de “Conejo” Benítez. Pobre, triste y muy negativa fue la participación de la Albirroja en el certamen continental en EE. UU., atendiendo además el jugoso salario que percibe el cuerpo técnico y recordando el considerable monto que se tuvo que pagar para que se pueda ver el torneo en Paraguay.