De todos los partidos que tuvo en su dilatada carrera, en la que hasta incluso jugó por la Albirroja, ninguno quedará en su memoria como el que disputó el domingo, en la Liga de Piribebuy. El experimentado volante Blas Irala, con paso en Olimpia, Sol de América, Capiatá y muchos otros, compartió cancha con la persona más importante de su vida: Josías, su retoño.
“Gracias fútbol, jugar con mi hijo es lo mejor que me pasó”, posteó en sus redes sociales, junto con la foto del pospartido. Ambos visten los colores del club Sol de Mayo de la mencionada liga del interior.
“Realmente es el sueño de todo futbolista, el poder jugar al lado de tu hijo para mí no tiene precio. De todos los encuentros que jugué en mi carrera, este es el que más me marcó”, expresó el mediocampista de 38 años a EXTRA.
El empate a 1 entre Sol de Mayo de Naranjo y 14 de Junio de Capilla Cué, pasó a segundo plano, gracias a los Irala, quienes se robaron todas las cámaras. “Realmente no tengo palabras para describir lo emocionado que me siento. Uno cuando es jugador siempre quiere un hijo varón para cumplir este anhelo, muchos colegas ya me felicitaron por lo sucedido”, recalcó.
De esta manera, Kape y Kape’i se juntaron en la cancha a desparramar talento, con Josías heredando no solo el apodo de su progenitor, sino también la pasión por el deporte rey.
Blas es bastante conocido por su paso futbolístico y por su marcante. Sobre esto recordó cómo surgió. “Por el interior es común saludar ‘ha upéi kape’ y cuando empezaba a jugar en la capital, como repetía esa palabra, los compañeros me apodaron ‘Kape’ y quedó, hasta ahora algunos me llaman así”, reconoció, el que según sus seguidores en las redes es el que popularizó esa palabra.
Talento x 2
En cuanto al talento de su familiar, Irala no escatimó palabras de elogio. “Tiene más talento que yo, es habilidoso, él juega de extremo por izquierda. Si sigue por este camino, estoy seguro que llegará más lejos que yo en el fútbol, todo dependerá de la dedicación y el entusiasmo que le ponga”, remató revelando que aún no piensa, para nada, en colgar los botines.
Así que... ¡Hay Kape para rato!
