Cerro Porteño tuvo una parada sumamente brava en Brasil y no pudo hacer pie en el complicado terreno del Arena Corinthians. La diferencia más notoria, además del resultado final (2-0), fue la velocidad que impuso el Timao, una pesadilla para la última línea azulgrana. De yapa, los constantes resbalones formaron parte del repertorio de los futbolistas del Ciclón en toda la noche.
El anfitrión no perdió mucho tiempo y a los 3’, sin mucho romanticismo, ya avisó con un disparo de Maycon que se estrelló en el palo ante una desesperada estirada de Antony Silva, portero cerrista. Cerro Porteño insinuó de manera muy dubitativa. El único que volvió a mostrar coraje fue el “Chico” Díaz, pero quien no tardó mucho en apagarse, especialmente por el nulo aporte de Leal.
Corinthians aprovechó uno de sus vertiginosos ataques para romper el cero. A los 22’, la barrida de Rodrigo Rojas no logró desactivar el peligro y Lucca apareció como un fantasma en el segundo palo para desatar el primer grito sagrado. Por momentos, el Ciclón parecía serenarse y se acomodó a las exigencias del Timao, pero las veces que los locales metieron “caja quinta”, la zozobra defensiva de Cerro Porteño volvía a reflotar.
La pieza del desnivel
César Farías, DT del Ciclón, sacó a “Chelo” para apostar por Beltrán. Esa movida terminó condicionando a Cerro Porteño, otorgando vía libre a Giovanni Augusto por el sector izquierdo, imparable para Júnior Alonso durante casi todo el juego.
Fabbro y Ortigoza también tuvieron minutos en cancha, insinuaron algo, pero no bastó para golpear a un rival que se afianzó con el correr de los minutos. El tanto en contra de Víctor Hugo Mareco, a los 60’, prácticamente sentenció las chances del Ciclón que perdió su invicto en São Paulo y bajó hasta la tercera posición del Grupo 8 de la Copa Libertadores de América.