Con ganas de hacer un buen Clausura en este 2020 y las maletas cargadísimas de entusiasmo había llegado Maximiliano Martínez al Chalatenango, en el Salvador. Sin embargo, el coronavirus no le dio tiempo al jugador argentino ni siquiera de desempacar.
La Federación Salvadoreña de Fútbol dio por finalizado el torneo y el club rescindió el contrato de Martínez.
Desde entonces, el volante pasó las de Caín en el país centroamericano. Pese a que tenía acuerdo para que esté hasta diciembre, solo pudo jugar 192 minutos en cuatro partidos y cobró apenas dos meses de salario, además, se quedó sin club y sin un techo.
Junto con él, también está pasando duros momentos un futbolista paraguayo del mismo equipo. “Fuimos a cobrar y nos pidieron las llaves del departamento donde vivíamos. Con Marco González nos vinimos a la casa de una amiga, no se justifica, pero se entiende”, dijo Maximiliano.
Codo a codo con nuestro compatriota que dejó su natal Yrybucuá, San Pedro, para probar en el fútbol salvadoreño, el argentino contó que se están apoyando desde el primer día.
“Por como está la situación, capaz que tendré que vender pupusas (plato típico de El Salvador) o mangos, porque habrá que comer y vamos a hacer volar la imaginación con el compañero Marco González.
A él le fue peor, porque vino en enero y solo cobró un mes, pero nos iremos echando la mano de una u otra manera”, agregó. En tanto que sus representantes tratan de colocarse en algún club de esa Liga.