La agradable noche en la ciudad del Ñandutí, sumada a una interesante asistencia de público, fue el marco que adornó la victoria del Ciclón ante el aguerrido Santaní por la fecha 13 del torneo Apertura. Pese a la caída, el golero santaniano Arévalos se robó muchos aplausos con sus grandes intervenciones.
Los azulgranas necesitaron más de una chance para poder vencer al iluminado arquero albinegro. El Ciclón tuvo que empujar bastante para poder vulnerar el juego equilibrado y táctico del conjunto del Tapiracuai.
Poesía juvenil
En la agonía de la primera parte, “la joya” se puso su traje de superhéroe y, tras desparramar rivales en el área, tiró un centro preciso para que Ortigoza solo tenga que empujar la pelota a los 42 minutos.
Delirio total de los cerristas que se rompieron las manos por la poesía del atrevido Sergio Díaz. El segundo tiempo arrancó con dos situaciones claves: la entrada de Santana por Díaz y la exagerada expulsión de Ramón Ortigoza en el local.
El ingreso del volante permitió a Cerro adueñarse del trámite y dominara placer a un rival que intentó golpear pero que ya no tuvo fuerzas. Con el hombre menos, Arévalos agigantó su figura para evitar que el Ciclón termine devastando al crédito del interior del país.
Cerro Porteño asestó el golpe de gracia a los 82' a través de la pelota parada. Fabbro ejecutó un córner y Santana, solito en el área, la mandó a guardar para decretar el segundo grito sagrado de la noche.
La victoria, la sexta en la era del “Tiburón”, permite al cuadro azulgrana seguir respirando en la nuca del descollante Indio.
Por Carlos Martínez