En un país que respira fútbol, la Copa América no ha sido hasta el momento un imán para los brasileños y tampoco para hinchas de otras selecciones, reflejada esto en los estadios prácticamente vacíos en la mayoría de los juegos.
Comenzando desde la inauguración en el Morumbi, donde jugó el anfitrión, ya hubo claros con una asistencia de 47.260 espectadores en un recinto que alberga a 67.000 personas.
El promedio de aficionados en los 5 primeros encuentros en las distintas sedes ha sido de 25.800 ingresantes, superado ampliamente por el espectacular récord de la última Copa América en Estados Unidos, que fue de 46.373 por cotejo.
Con respecto a la organizada por Chile en el 2015, que arrojó una media de público de 25.223, es casi la misma con la diferencia de que la capacidad de los escenarios trasandinos eran mucho menor que los del Brasil.
Solo en el debut de la Canarinha y en el duelo entre cafeteros y albicelestes (35.572), hubo un marco decente en lo que va del certamen.
Los otros espectáculos no superaron siquiera los 20.000 espectadores.
En el mítico Maracaná, con un aforo para 78.000 almas, la Albirroja y Qatar metieron apenas 19.196. Uruguay ante Ecuador registró 13.611 personas y la asistencia más baja por ahora se dio en el Venezuela versus Perú con 13.370 ingresantes.
¿Mejorará?
Según la página web oficial de venta de entradas se puede anticipar que la afluencia de hinchas va a crecer en las etapas decisivas del torneo.
Para la gran final ya no quedan lugares y muy pocas para semifinales.Los únicos dos cotejos de la fase de grupos que aparecen con boletos agotados son Brasil vs. Perú y Chile vs. Uruguay.