Un nuevo estilo de deporte extremo está empezando a pisar fuerte en EE. UU. y otras partes del mundo. Los drones ya no solo se utilizan para capturas fotográficas o de video: ahora los vehículos tecnológicos son usados para organizar carreras a altas velocidades.
Norteamérica fue el primero en impulsar esta disciplina, a mediados del 2013, pero la movida se ha expandido tanto que hasta ya se crearon ligas en varios países de Europa y también en Dubai, sede de la última World Drone Prix que consagró a un chico de 15 años como campeón.
Los pilotos manejan drones que alcanzan velocidades de más de 100 kilómetros por hora, a través de una lente inteligente. Una cámara que porta el artefacto emite la imagen a la lente y permite a los conductores ver el camino para ir evitando los obstáculos y así llegar intactos a la meta.
En Sudamérica, Argentina es uno de los pocos países que se está adentrando a esta propuesta. En Ezeiza se suelen organizar eventos para los amantes de este deporte y además, a principio de enero, la Drone Racing BA de Buenos Aires celebró una competencia en la capital del vecino país.
¿CUANTO CUESTA?
En el mercado de la tecnología, un drone se puede adquirir desde 500 a 1.000 dólares. Sin embargo, los mejores y más equipados artefactos pueden llegar a costar hasta US$ 15.000. La competencia es bastante consumida especialmente en ciudades como Los Ángeles o New York y, cuando son anunciados, los tickets no tardan en agotarse.