12 dic. 2024

Ayer, “guarda” de micros; hoy, futbolista

Chiclero. Marcos Gamarra vendía caramelos y chicles a la par de sus prácticas como semiprofesional. Ahora, con lo que gana en General Díaz, le ayuda a su mamá y a toda su familia. Chiclero. Marcos Gamarra vendía caramelos y chicles a la par de sus prácticas como semiprofesional. Ahora, con lo que gana en General Díaz, le ayuda a su mamá y a toda su familia.

En sus inicios, muchos futbolistas se las ingeniaron para triunfar. Algunos ni siquiera tenían para el pasaje para ir a las prácticas. El caso de Marcos Antonio Gamarra Arbiniagaldez (26) no es muy diferente. El actual lateral izquierdo del General Díaz, hasta hace poco, era vendedor de caramelos, chipa y chupa chup. También hizo de albañil y hasta guarda de colectivo. “Perrito”, como lo llaman sus amigos, es la prueba viva de que, cuando uno quiere, puede salir adelante.

El pelotero contó que, desde los 8 años, ya hacía de todo para ganarse la vida. Siendo aún un mita’i, salía a las calles para vender lo que sea. Con el fruto de las ventas, llevaba algo de plata para alimentar a sus hermanos. Su relación con el fútbol se inició con el Sportivo Luqueño. Como no logró fichar, se mudó al Julio Correa. Ya con 15 años, recaló en el Unión de la Liga Luqueña. Más tarde probó suerte en el 12 de Octubre. Debutó en Primera División en este equipo, de la mano de Saturnino Arrúa. Dos años después del estreno como profesional, en el mejor momento de su carrera, el Globo Itaugüeño bajó a la División de la Intermedia.

VOLVER A EMPEZAR

Esto fue un duro golpe anímico para Gamarra, ya que tenía que volver a remar para sobresalir. “En ese tiempo, trabajaba mediodía en la Línea 59, después iba a entrenar o trabajaba con mi cajita cualquier cosa vendía”, relató. Como el campeonato de la Intermedia terminaba en octubre, tuvo que ir a jugar al interior: fue a Santaní. Allí vistió la remera del Unión Agrícola, en el 2011, y salió campeón dos veces. Del Departamento de San Pedro, fue a la capital de la madera, Caaguazú, donde defendió los colores de Guaraní de Capitán Cué. Luego, volvió a su querido Luque para fichar por General Díaz, que este año, fue una de las grandes revelaciones de la Sudamericana. Jugar este torneo fue una de las metas que se había trazado el “Perrito”.

“Quisiera jugar en el campeonato argentino porque es muy competitivo y así ayudarle a mis padres”, revela. El mayor orgullo de Marcos es su familia, a la que describe como muy humilde. “Mi familia se gana el pan trabajando, con lo que gano le ayudo a mi mamá de cualquier forma”. Marcos se emociona al revelar esto.