Se sabe que para integrar un equipo profesional de fútbol hay que tener una personalidad relativamente fuerte para bancarse muchas cosas, especialmente el día a día con los compañeros, sobretodo a los bromistas y cargosos que nunca faltan.
Recibir un apodo es regla básica, luego se extiende a otras cosas y tarde o temprano se convierte en bullying. Pero ante los muchachos no se puede demostrar debilidad, eso es música para los oídos de los más chistosos del grupo. Pero imaginate si tu nombre o apellido da pie para la burla de los muchachos.
Esa fue la situación del futbolista argentino, Daniel Dell’Orto, quien decidió cambiarse el apellido paterno, por el materno, con el objetivo de evitar que su hija sea blanco de los mismos chistes que él se cansó de escuchar en cualquier parte que haya estado.
Sirvió su ejemplo
“Jugué toda mi vida al fútbol, me he bancado insultos y cargadas en las canchas. Siempre lo tomé con humor. Pero en una mujer es diferente. El cambio lo tomé por ese lado”, contó Daniel Ayala, anteriormente, Dell’Orto. “Con la llegada de mi hija reflexioné en que siendo mujer, con ese apellido, podría tener algunos problemas”, señaló a Olé el defensor de Cambaceres, equipo de la Tercera División del fútbol argentino.