Gonzalo Higuaín madrugó a Gary Medel en la salida y emprendió carrera hacia la portería rival. La distancia no era corta y es casi seguro que el delantero argentino tuvo tiempo para pensar en su tan mala pata en las finales; Brasil 2014, Chile 2015 y EE. UU 2016. Tal cual, el “Pipita” se fumó el de la duda y la volvió a embarrar. Falló el arco estando solo frente a Claudio Bravo, portero de la Roja. Esa fue la única jugada digna de destacar en la gran final de la Copa América Centenario.
El duelo fue una verdadera batalla dentro del rectángulo. Dos expulsados por bando y tarjetas amarillas repartidas por Heber Lopes, árbitro brasileño, como sorpresitas en cumpleaño infantil. Esa fue la constante durante los 90 minutos. Pese a cierto cansancio, el tiempo extra se jugó con amor propio. Chile arañó el primero a los 98’, pero Romero atrapó el testazo de Vargas.
Argentina no se quedó atrás. Bravo tuvo que volar de manera espectacular para sacar a tiro de esquina un cabezazo de Agüero que se metía en el ángulo del arco trasandino. Sin embargo, se tuvo que recurrir a la lotería de los penales para definir al dueño de la inédita Copa América Centenario.
Messi no cumplió
La tanda arrancó con Romero tapando el penal de Vidal. Pero Messi la mandó a las nubes y las cosas quedaron iguales. Castillo, Mascherano, Aranguiz, Agüero y Beausejour no perdonaron y subieron el resultado en el marcador. Biglia regaló su penal a Bravo y el “Gato” Silva no dejó pasar la chance para convertir a Chile en campeón de la Copa América Centenario 2016. La Roja confirmó su reinado en América ante el mismo rival.