El sábado pasado Kai Havertz le dio con su gol la segunda Champions League al Chelsea en la gran final contra el Manchester City y su nombre se volvió más famoso de lo que ya era.
Fue por eso que saltó al tapete una insólita pasión del alemán por un animal al que la mayoría ni fu ni fa le da.
“Los burros me gustan desde que era pequeño. Siempre fue mi sueño tener uno. En un cumpleaños, mis padres me cumplieron ese sueño al darme el regalo de cuidar dos burros y luego rescatamos a otro de ir al matadero. Me siento responsable de ayudarlos y pasar tiempo con ellos. Para mí es genial caminar junto a un burro que sabes que habría muerto sin tu ayuda”, había dicho tiempo atrás.
Al fichar por los Blues se mudó a Inglaterra y se tuvo que despegar de los orejas largas pero los dejó en buenas manos.
“Ahora hay cuatro burros al lado de la casa donde solían vivir mis papás. Ellos, mi hermana y mi abuela son los encargados de cuidarlos. Y van a estar recibiendo más y más en los próximos años”, adelantó en la web el Chelsea.
Kai es un fanático no solo de los asnos sino también de otras especies a los que se acostumbró a proteger desde mita’i.
“Teníamos muchas mascotas en mi casa. Un pastor alemán, un gato, conejos, y, hubo un tiempo, en que teníamos un caballo en el jardín. Así empezó mi amor por los animales”, contó.