Sucede casi cada año. Se anuncia que prohibirán a los vendedores ambulantes subir a los colectivos pero al final siempre se llega a un acuerdo. Ahora la situación tiene un condimento diferenciador: los micros climatizados.
El Centro de Empresarios del Transporte del Área Metropolitana (Cetrapam) anunció que prohibirá que los vendedores informales suban a estos nuevos buses y si quieren hacerlo, deberán pagar el pasaje.
La reacción de la Asociación de Vendedores Ambulantes no demoró. Saltó una serie de pedidos y condiciones para que esto se concrete sin violencia. Primero pidieron seguir subiendo a los colectivos, manifestaron que no tienen problema con usar chalecos que los identifiquen, así que el jueves presentarán esta propuesta al Gobierno.
En caso de que no se llegue al acuerdo deseado por estos trabajadores, exigirán un subsidio estatal.
Lastimosamente, estos vendedores tienen mucho en su contra: la mayoría de sus productos son de contrabando, el Ministerio de Salud recomienda no consumir alimentos de la calle porque no reúnen condiciones de salubridad, no pagan impuestos, muchos de ellos son delincuentes que roban a los pasajeros lo que compraron con esfuerzo, sus productos no tienen garantía y no se les puede reclamar ni devolver algo que presentó alguna falla como en los locales comerciales.
Los vendedores de la calle no aceptan la capacitación que les ofrece el Gobierno alegando que percibirán menos plata con los nuevos empleos y que además, muchos de los trabajadores no serán aceptados en las empresas por contar con antecedentes. Tienen razón. Pero ellos no pueden forzar una situación a costa de la gente que vive atemorizada.
Los asaltos se redujeron en gran medida tras la implementación de los buses diferenciados. Es lo que la ciudadanía se merece. Y por lo laboral, como el resto de los mortales cada uno debe procurar por un trabajo. No podemos frenar un avance en el mejoramiento del transporte público. Los vendedores pueden hacer lo que quieran, pero no a costa del resto.