Después de la muerte de los jugadores de Chapecoense, dirigentes, periodistas, invitados y tripulantes en el accidente aéreo que enlutó al mundo entero, muchos nos pusimos a calcular cuáles fueron las causas de semejante tragedia. En las últimas horas, todo parece indicar que se trató de un error humano.
Para que irnos tan lejos. En nuestro país somos testigos de diferentes tipos de tragedias que se dan casi de forma habitual, por la irresponsabilidad de los ciudadanos. Hoy hace una semana que un joven murió arrastrado por los raudales de una fuerte tormenta que llevó todo a su paso. Su cuerpo fue encontrado entre un montículo de basuras en la costa de un arroyo.
Tal vez no estaba en nuestras manos evitar su muerte, y mucho menos la tormenta, pero sí se pudo evitar que se desbordaran arroyos. La práctica de la limpieza, sigue muy lejos de nuestra cultura; tanto, que unos vecinos de Lambaré se tuvieron que manifestar para que se limpie un cauce, y para que se sancione a los responsables.
No me sale de la cabeza un video grabado por una joven que quedó atrapada en su auto durante aquel temporal. Desconsoladamente pedía auxilio a través de una trasmisión en vivo en su cuenta de Facebook. Me decía que sabía que podía morir, pero que por sus hijos buscó la forma de superar ese momento.
Al día siguiente, solo pidió a las autoridades hacerse cargo de la situación solucionando las falencias viales y de desagüe; y a la ciudadanía, tener conciencia sobre las consecuencias de su irresponsabilidad.
Recuerdo también aquella iniciativa en Itacurubí de la Cordillera, donde buscaban elegir al “Mister Puerco” y a la “Miss Puerca” del año, teniendo como concursantes a todas las personas que no limpiaban sus propiedades.
Fue la única manera de ver resultados. De hecho, en tres semanas se consiguió la limpieza del 50% de los baldíos de la zona, algunos luego de años de abandono.
Tal vez ya esté predestinado la forma en que vamos a morir, pero es una realidad que podemos hacer las cosas bien por lo menos para ir por el mundo con la conciencia tranquila, y que no sea un error humano el que nos quite la vida.