19 may. 2025

¡Todo es ilusión!

 @fitoca7 @fitoca7

Cada vez que escucho a los únicos líderes decir que NO son ellos los que buscan la reelección y que hasta se molestan cuando les plantean la posibilidad, ¡me río de janeiro!

Mi paso por la dirigencia sindical y por la militancia política partidaria me enseñó que el autoritarismo es una de las formas más aceptadas de liderazgo en nuestra sociedad en la que es natural que las reglas se adapten a los dirigentes y no al revés.

Tengo una noticia para los que creen que Stroessner ignoraba lo que hacía su entorno, para los que creen que Lugo estuvo en contra del proyecto de enmienda para la reelección en el 2011 y para los que creen que Cartes ordenó a sus lugartenientes que se concentren en gobernar y se olviden de buscar votos para modificar la Constitución Nacional: ¡cayeron como chorlitos! (eso quiere decir en mi idioma: no sean sonsos...)

Cartes y Lugo lideran los esfuerzos por lograr la reelección y cada vez que dicen lo contrario les crece un poco más la nariz.

Es que si lo dicen abiertamente van a quedar como unos angurrientos de poder, como unos líderes mesiánicos que no dejan crecer a ningún otro líder político bajo su extensa sombra patriarcal, como el resto de los que no dudan en lanzar una blanca mentirita con tal de conseguir su objetivo, van a quedar como... como lo que son.

Tengo que decir que no los culpo; el entorno también es responsable de alimentar sus ansias de poder porque al fin y al cabo, como las rémoras que viven pegadas al tiburón, su sobrevivencia depende del líder que de acuerdo a su lealtad incondicional les dará un privilegiado lugar en la mesa del banquete.

Los líderes autoritarios siguen siendo muy atractivos para nuestra sociedad y esto no solo es una opinión personal, es lo que concluían los estudios de opinión en las últimas elecciones presidenciales, reflejando una preferencia mayoritaria hacia el candidato que demostraba firmeza en su discurso y mano dura en sus decisiones.

Cartes y Lugo, o Lugo y Cartes, sueñan despiertos con la reelección porque, como bien lo dijo Lenin: “Salvo el poder, todo es ilusión”.