@uruser Se fue el Papa, luego de cincuenta y tantas horas de visita, y percibo el síndrome pospapal, del que he detectado los siguientes síntomas:
- Desinchamiento progresivo de la religiosidad: cada cual vuelve a su chacrita de mezquindad, se termina el hermanazgo generalizado.
- Desviación del amor: del sentimiento genuino hacia Francisco, pasamos a la calentura por sus guardias.
- “Crocodilus lacrimis”: lágrimas de cocodrilo, ya saben de quién.
- Intentos de utilizar políticamente la visita; ya saben de quién.
- Análisis sesudos de lo que dijo y de lo que no el distinguido visitante.
- Retablo sí, retablo no; apología del coquito y el maíz contra el desperdicio alimenticio.
- Comparación deportiva entre el recibimiento de Paraguay y el de los demás países.
- Páginas web de organismos estatales, con contenido religioso.
- Viraje de noticias: de santas a las internas, atentados, demandas y similares.
- Comienzo de la cuenta regresiva hacia el cambio de Gobierno, aludiendo a la anterior visita papal.
- Interpretaciones de las palabras papales, de acuerdo al interés propio.
- Espíritu futbolero: propapas, antipapas.
Yo, por mi lado, diré que estamos tan poquito tiempo en este valle de lágrimas que... ¿para qué tantos enfrentamientos? Viví tu vida, jodé a la menor cantidad posible de personas, tratá de hacer lo que te guste (teniendo en cuenta lo anterior), disfrutá pero cuidate, cuidate pero disfrutá.
Y si a vos te parece que el Papa es el representante de Dios en la Tierra, todo bien... y si no, también. Si te parece que hay Dios, OK, y si no, también. Si te parece que después de esto hay otra cosa, bárbaro, y si te parece que todo se termina, también bárbaro.
Por las dudas, te cuento que los indígenas están bajo el agua, frente al INDI (organismo que en teoría los debería acoger) tirados, con frío, sin techo, y que un grupo de gente les llevó chocolatada y comida para, por lo menos, pasar la noche. Yo no hice nada... ¿y vos?