@santula Apenas estamos en el 2015, el segundo año de mandato de Horacio Cartes y ya nos encontramos debatiendo el 2018. Cualquiera diría que somos un país previsor que mira el futuro con suficiente antelación y que planifica absolutamente todo. La realidad es que depende del interés real que tengan los políticos, sean estos de derecha o de izquierda, conservadores o progresistas.
Ese interés lejos de estar enfocado en el país se centra en las aspiraciones personales. Mientras el país sufre la falta de gestión gubernamental, mientras las alianzas público - privadas siguen sin aparecer, mientras la deuda continúa aumentando llegando a picos históricos, el entorno presidencial le hace el guiño a la reelección.
Cartes, el mismo que dicen es intolerante hasta con sus propios allegados cuando algo no le gusta, cada vez es menos contundente al pronunciarse en contra de esta posibilidad. A todos los demás en algún momento de su gestión les llegó el bichito del rekutu.
La verdad, no creo que Cartes sea la excepción y seguro nos saldrá en algún momento con el “si la gente me pide”. El otro, ni corto ni perezoso es Fernando Armindo Lugo Méndez quien como no quiere la cosa apareció en el acto de proclamación de candidaturas del Frente Guasu y empezaron a hacer correr calcomanías que decían “Lugo vuelve con el pueblo, siempre”.
Todos saben que la Constitución, salvo que sea vía reforma, no permite la reelección pero nada de lo jurídico importa porque finalmente lo llevarán por el terreno político donde sólo importa la mayoría.
En el caso de Lugo hoy la estrategia pasa por recuperar o fortalecer su popularidad sobre todo en el interior del país. Si en ese proceso logran torcer la Constitución incluso aprovechando el interés de los demás negocio redondo y si no, igual sirve para sumar a otro candidato por medio del voto útil.
Palabras más, palabras menos esa es la situación en la que estamos. En plena campaña para el 2018 aunque apenas estemos en el 2015 y sin haber visto nada de lo prometido.