@marianonin1 Los niños deberían jugar. Es su derecho. Deberían tener educación, salud, un techo. Deberían poder disfrutar de su infancia. Y tener un futuro. Al menos un futuro que les garantice la vida. En todo el sentido de la palabra. Muchos tienen esos “privilegios” por decirlo de alguna manera, en realidad son sus derechos. Pero otros son olvidados...y con el tiempo se vuelven invisibles. Estadísticas. Números. Sólo eso. Y la responsabilidad es del Estado. Es de las instituciones ausentes.
Según la propia secretaria de la Niñez y la adolescencia un total de 421 niños y adolescentes fueron víctimas de abuso sexual en Paraguay en lo que va de 2015. No es la única cifra desalentadora. 173 menores fueron objeto de pornografía infantil, alrededor de 30 fueron prostituidos, y otros tantos fueron víctimas de la trata de personas entre enero y mayo de 2015.
Es la realidad de muchos. Una realidad que nos acecha. Nos degrada como seres humanos. Pero las estadísticas cuentan historias. Esas que preferimos no escuchar. 6 de cada 10 niños, niñas y adolescentes, sufren algún tipo de violencia en su entorno familiar y 322.000 pequeños de entre 5 y 17 años trabajan y, se estima que sólo el 10% de los adolescentes privados de libertad cuenta con una sentencia judicial definitiva. Es el lado oscuro.
Pero no todo es malo. Hay otro lado que nos devuelve la esperanza. Poco a poco se gesta una revolución estudiantil que reclama sus derechos. Y alza su voz y es escuchada. Hoy nos toca a todos. Este domingo cuando vayas a votar, pensá en el chico del semáforo. En el que vende frutas. En el que duerme en la calle. Es tu responsabilidad. Si no votas a conciencia sos cómplice. No permitas que te roben la esperanza ni que te compren el futuro. Nadie puede ponerle precio a la esperanza.