
Rosa terminó de cambiar las sábanas y planchar las ropas. Sus agrietadas manos ya no toleraban el agua con Ayudín, pero todo debía estar impecable para cuando Alberto, su marido, llegara. Aunque ella siempre se esmeraba en los quehaceres del hogar y se sacrificaba limpiando casas en el vecindario, para el hombre nunca era suficiente. Todos los días lo mismo: al caer la tarde, ella debía poner la mejilla para que Alberto descargara sobre ella la ira de su mal día.
De ser una joven feliz y valiente, Rosa se convirtió en una mujer sumisa y triste. Varias noches se preguntaba “por qué”, y la respuesta se la daba su marido: por ser mujer. Un día, ya nada se supo de Rosa. Tras su desaparición, el marido tomó a los niños y se fue a otra ciudad. Muchos dijeron que él la mató y escondió el cadáver, aunque nunca se pudo confirmar.
Si hubiera existido una ley de protección a las mujeres contra toda forma de violencia, Rosa estaría leyendo este artículo, con una taza de café, disfrutando de la compañía de sus hijos. Pero, ¿a cuántas Rosas hemos matado con nuestra indiferencia? Los diputados aprobaron la Ley #PorEllas, que protege a las mujeres, pero lo hicieron con modificaciones.
El hecho de que agregaran la figura de “feminicidio” y eliminaran la posibilidad de una conciliación de la víctima con su agresor, es un gran avance. Pero todavía cuestiono cuán discriminativos son nuestros “representantes”, que no aprobaron el uso de la palabra “género” por considerarla ambigua.
Argumentaron que los transexuales podrían beneficiarse con la ley, de existir ese término. Como si los transexuales no fueran personas, como si al sacar esa palabra evitaríamos que su existencia, como si nos importara con quién se acuesta una persona que no tiene relación con nosotros. Cada año crece el número de violencia hacia personas transexuales.
Ellos tienen el mismo derecho que vos y yo por una simple razón: somos seres humanos. Evitemos que las mujeres sigan sufriendo maltratos. No permitamos que la Iglesia decida por nosotros. Ayudemos a salvar a las rosas del país.