El lenguaje del paraguayo es muy rico en cuanto al contenido que le da cuando se trata de “graficar” la realidad, sobre todo cuando utiliza el jopara para expresar una idea o una situación. Los paraguayos tenemos esa forma peculiar de referirnos a los hechos diarios.
Andando por ahí escucho diversas frases o palabras que pintan el estado de ánimo de la gente. Algunas veces son expresados en el dulce idioma guaraní o en ocasiones jergas comunes. Muchos de estos términos tienen connotaciones distintas. A veces expresan ideas simpáticas y otras veces denotan fastidio, crítica, protesta o quejas.
¡Kachiãi! Es la palabra expresiva que puede significar muchas cosas. Por ejemplo, un kachiãi puede ser un simpático personaje que agrada en cualquier lugar porque sabe llegar a los demás con sus ocurrencias. Está el otro kachiãi que no cae nada simpático y resulta más bien molestoso con su actuar.
Está también el kachiãi, que sus hechos denota que no le gusta hacer bien las cosas y que toma todo en joda o cae en la argelería. Este tipo de persona abunda mucho y sobre todo ocupan cargos en el Gobierno, ya sea nacional, departamental o distrital.
Sin ir lejos, muchos de nuestros gobernantes son kachiãi y a toda costa quieren tomar el pelo a la gente. Imagínense, que nuestras principales autoridades pierden más el tiempo buscando la reelección y si se le pone freno, sencillamente, intentan buscar otro camino total, el pueblo soporta todo.
Mientras nuestros representantes tratan de seguir en este estado de “kachiãireato” los motochorros hacen de las suyas en las calles, los asaltantes hacen vito con el botín con el que se alzan, muchos uniformados caen en la delincuencia. Asimismo, muchas escuelas se caen, no paran los secuestros; se espían a periodistas, se mueren asegurados del IPS por falta de medicamentos, etc, etc.
¿Hasta cuándo el pueblo debe soportar este despropósito de nuestros gobernantes? Y luego quieren hacernos creer que este o aquel gobierno es mejor o peor. ¡Qué país kachiãi nos venden!