Esta semana se dio otro intento de feminicidio, el hombre, que finalmente se quitó la vida, tenía varias denuncias por violencia intrafamiliar y hasta una orden de alejamiento, pero nada de esto lo detuvo e intento cortarle el cuello a su expareja.
¿Se dan cuenta? Siempre es lo mismo, un agresor que ya fue denunciado, la víctima tiene medidas de protección que al hombre no le importan en lo absoluto, las viola y termina agrediendo nuevamente a su víctima y en muchos casos terminan matando.
Acá hay un problema demasiado profundo, primero que la justicia es demasiado lenta, a pesar de estar imputados, los maltratadores andan sueltos y muchas veces incumpliendo las órdenes de alejamiento.
Si alguno es condenado por el delito de violencia intrafamiliar recibe una pena muy baja y cuando cumple su condena, reincide.
Los agresores necesitan tratamiento, no solo sanciones por parte de la justicia, es necesario un programa de rehabilitación para estas personas, donde se aborden los roles igualitarios entre hombres y mujeres, la resolución pacífica de conflictos, y la reflexión sobre las consecuencias de la violencia para la mujer víctima, para los hijos y la comunidad entera, no podemos tener a los maltratadores sueltos sin ningún tipo de reeducación.