El nivel de pasión de los hinchas del fútbol provoca problemas, y a veces los choques entre aficiones pueden resultar en violentos enfrentamientos que nos afecta al resto de los aficionados. Una serie de hechos violentos se registraron desde el inicio del torneo Apertura. El último, se cobró la vida de un joven de 19 años.
No solo la desilusión de las derrotas es la causante del abandono de las gradas, en la mayoría de los casos los hinchas dejamos de asistir a la cancha por miedo. Estamos cansados de los que nos persiguen todo el trayecto pidiendo plata para entrar a la cancha, y al salir que nos asalten, nos claven o directamente nos maten por ser del club contrario. Optamos por no ir, y en lugar de vivir la emoción de la previa, muchas horas antes de cada encuentro deportivo nos preocupamos por llegar a casa para evitar encontrarnos con alguna barra brava.
Que injusta decisión. Me hubiese encantado poder ir con mis sobrinos a ver el maravilloso deporte que dentro de una pasión nos lleva a tantas alegrías. Y se hace aún más injusta, cuando presencias la negligencia de las autoridades al respecto.
Cuarenta y tres hinchas fueron detenidos y recluidos en la cárcel de Emboscada, todos tras las rejas por la misma suerte de estar junto a inadaptados, o delincuentes escondidos detrás de una camiseta. Me tocó ver de cerca a las madres de muchos de estos hinchas sufriendo por la decisión de privarlos de su libertad, pero esa fue la única solución que encontró la Justicia.
Una reacción inmediata de las autoridades que dentro de la misma ineptitud no soluciona la problemática, es más, ocasiona más problemas dentro de la justicia, llenando las cárceles que naturalmente se encuentran sobrepasadas en su capacidad.
Ahora, el propio presidente de la República propuso jugar los partidos a puertas cerradas. La muestra más acabada de la incapacidad de las autoridades para enfrentar el problema. Esto, no es más que proponer matar al fútbol.