El domingo lucía soleado. Cerca de las 11:00 nos acercamos en auto al semáforo de Mariscal López y Santa Teresa, en Fernando de la Mora. La luz roja estaba encendida y de a poco vamos frenando. La niña tendrá allá por los 8 años y carga a una beba de apenas meses. Ambas aparecen en la ventanilla y, antes de que la mayor pida algo, Aurora me dice: “Dale algo, papá”.
Le acerco un billete, la nena se lo guarda en el bolsillo y desaparece. El semáforo está por teñirse en verde y mi hija que tiene la misma edad que aquella niña me lanza una pregunta que hasta ahora no he podido responder.
“¿Por qué hay gente pobre?”.
Los niños a menudo nos dejan mudos cuando lanzan este tipo de interrogantes, tan filosamente profundas que te machacan. Francamente no supe qué responderle. Sigo tratando de hallar una respuesta, pero no la encuentro.
No sé por qué hay gente pobre. Quizás porque la vida siempre ha sido injusta y siempre lo será, por más de que creamos que estamos en un mundo donde todo está equilibrado. Una vez escuché decir a alguien que el principal problema de América Latina no es la pobreza, sino la tremenda injusticia en la distribución de la riqueza. Y en esto, los factores humanos son más fríos que los números. A propósito de cifras: según el economista Ricardo Rodríguez Silvero, unos 335.000 paraguayos se acuestan cada noche con hambre. Eso equivale a llenar el Defensores del Chaco once veces. Once estadios repletos de gente que no ha probado ningún bocado en todo el día. Esa nena que se nos acercó en el semáforo forma parte de este triste dato.
¿Por qué hay gente pobre? No lo sé. De lo que estoy seguro es de que la solución no está en los números, sino en nosotros. “La pobreza no es natural. Es creada por el hombre y puede superarse y erradicarse mediante acciones de los seres humanos. Y erradicar la pobreza no es un gesto de caridad, es un acto de justicia”. Nelson Mandela la tenía clara, pero como estamos en una sociedad sin alma y caracterizada por la indiferencia, hacemos que la distribución de la riqueza sea desigual e injusta. Ya tú sabes.