15 dic. 2024

Pequeños miserables con espacios de poder

@uruser @uruser

Dicen que para realmente conocer a alguien hay que darle poder. De hecho se hicieron experimentos y películas sobre el tema. Hace más de 40 años encerraron a doce personas comunes y corrientes, a unos les dijeron: “Vos sos carcelero” y al resto: “Vos sos un preso”. Abusos y maltratos sucedieron en personas que unos días atrás podrían haber tomado un café juntos (googleen “el experimento”).

Estamos rodeados de personas que, puesto en sus manos un poquito de poder, sacan lo peor de sí, supliendo sus carencias fundamentales con abusos sobre otras personas. Una experiencia personal: pregunté a un empleado del IPS sobre un examen, me dijo: “No es acá”, y gozaba con mi expresión de contrariedad, con mi desazón, con mi tiempo perdido. En el mismo lugar, un pobre señor hizo una larga cola, y el empleado que lo atendía, se regodeó en su error.

No es raro encontrar estos personajes en todos lados: en el laburo, personas mediocres que a base de agresiones pretenden realzar su espacio y en lo político, gente que pisotea gente para llegar a lugares más elevados. Gente que no entiende que potenciando a otros, dejándolo expresar lo mejor de sí, sería mejor para todos.

¿Qué se puede hacer con esta gente? Lo ideal sería evitarlas, pero a veces no se puede. Solo queda respirar hondo, demostrar tu valía y tu superioridad si es en el trabajo; si es un político, no arrimárseles, porque para ellos no valés, solo sos una escalera que dejarán en el camino cuando no les sirvas. El destino de esta gente no es promisorio: normalmente se rodean de gente que no las quiere, sino de quienes le temen y que quieren “sorber “y aprovecharse un poco del poder que circunstancialmente tienen; terminado este, quedan solos, quizás rodeados de meras cosas materiales y títulos vacíos.

En definitiva, lo lindo de la vida es que alguien que conocés hace poco, te vea mal y te diga:” Ya pasará amigo, ya pasará”. Esos pequeños miserables no tendrán eso.