Mi viejo siempre me dice: “No discutas de fútbol, política o religión con nadie”… y con el tiempo aprendí a darle la razón y sumar otros puntos de los cuales mejor no intercambiar debate.
Hoy todos somos expertos en algo, en lo que sea.
Los datos de absolutamente todo están en la red. Desde conocer los “pecados” de Dios a las “bendiciones” del diablo, de cómo fabricar una bomba o curar el cáncer. Para todo GOOGLE tiene la solución y la magia de convertirnos en sabelotodo sin saber absolutamente nada.
“Hoy, si no pensás igual que tu interlocutor, tu amigo pasa a ser tu enemigo”
Pocos se toman el tiempo de pensar y analizar. Todo está al alcance de INTERNET, sin análisis ni discusión.
Así, terminamos en dar por cierto cómo los reptilianos se preparan para conquistar el mundo, los viajeros del tiempo se repiten en el espacio, o asoma la idea de mundos paralelos o universos divididos en los que todos nos repetimos una y otra vez.
Y ojo con discutir. Hoy, si no pensás igual que tu interlocutor, tu amigo pasa a ser tu enemigo. El debate se hace violento y las reacciones son impredecibles. Perdimos la sensibilidad y la coherencia para debatir dentro del respeto y la tolerancia.
Y en verdad no debe ser así.
En toda discusión, cara a cara, en las redes, en grupo o en familia, siempre debe primar el respeto. Pensar diferente no nos hace enemigos, nos hace críticos y eso nos ayuda a construir nuestro carácter y nuestro pensamiento.
El debate es saludable y constructor. Si perdemos el discernimiento perdemos parte de nuestra libertad, pero es necesario discutir con cordura porque un poco de locura… ya tenemos todos.