14 dic. 2024

Pasión y locura

Por Hugo Barrios @Huguelli Por Hugo Barrios @Huguelli

El tipo puede hacer cualquier cosa para ser distinto. Puede cambiar de novia, de cara, de familia, de casa, de religión...de dios. Pero hay algo que no puede cambiar: no puede cambiar de pasión. Esto es, básicamente, lo que Guillermo Francella le dice a Ricardo Darín en un pasaje de la película “El secreto de sus ojos”.

La escena transcurre en un típico bar argentino, mientras ambos tratan de descifrar qué hay detrás de las cartas de amor que escribió el asesino de una mujer. Los escritos nombran a jugadores que pasaron por Racing en la década de los ‘50, ‘60, etc. Era un apasionado de la “Academia”.

Francella recurre a uno de sus amigos de tragos para que desmenuce ante Darín los antecedentes de cada apellido a los que se refiere el entonces fugitivo. Sin soltar el vaso, el “escribano Andretta” muestra que se las sabe todas: el año de los debuts, cuántos partidos jugaron, entre qué años pasaron por Racing, de dónde vinieron, a dónde fueron...

“Escribano, ¿qué es Racing para usted?”, le pregunta Francella tras su asombrosa exposición. “Bueno, una pasión”, responde el otro. “¿Aunque hace nueve años que no sale campeón?”, insiste. “¡Una pasión, es una pasión!”, culmina el fanático.

Así como el “escribano Andretta”, todos tenemos una pasión, ya sea por el cine, la música clásica, la quiniela, la cachaca, el arte, el fútbol...A mí me apasiona escribir, escuchar a los Beatles, jugar con mi hija y, por fortuna, mi trabajo. Digo por fortuna porque tengo el privilegio de trabajar en lo que me gusta, en lo que me apasiona. Reconozco, con todo respeto, que si hubiera sido ingeniero, astronauta o ascensorista no me hubiese apasionado.

Hay muchos que no sienten pasión por lo que hacen para ganarse la vida y terminan haciendo lo que no les gusta. Es, tal vez, porque dejaron de soñar. No es una crítica. Los padres, muchas veces, pensando en el bienestar de sus hijos, cortan las alas a esas ilusiones, a esas pasiones.

Hay que echar a volar los sueños, las pasiones y, por qué no, las locuras “porque las personas que están lo suficientemente locas como para pensar que pueden cambiar el mundo...son quienes lo cambian”, como lo dijo un tal Steve Jobs. Ya tú sabes.